Salmos 18:30

³⁰ En cuanto a Dios, perfecto es su camino, Y acrisolada la palabra de Jehová; Escudo es a todos los que en él esperan. Salmos 18:30

¿Cómo sé que la Biblia es la Palabra de Dios? 

Porque me dio la experiencia que decía que me daría. Lo creo porque todo lo que la Biblia me prometió ha sido verdad. Todo.

Por ejemplo, la Biblia dice que Dios perdonaría mi pecado: “Pero si le confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9 NTV).

Cuando leí ese versículo por primera vez, oré: “Señor, límpiame de mi pecado”. Y una de las primeras cosas que recuerdo haber experimentado como cristiano nuevo fue la sensación de que me quitaron un gran peso de encima.

Cuando oré y le pedí a Jesús que entrara en mi vida a la edad de diecisiete años, no sabía lo que acababa de hacer. No había leído: “Entrega todas tus preocupaciones y afanes a Dios, porque él se preocupa por ti” (1 Pedro 5:7 NTV). Todavía no había leído ningún versículo de la Biblia, pero recuerdo haber sentido que se me había quitado una carga. Ese fue Dios perdonando mis pecados.

La Biblia también dice: “Cualquiera que pertenece a Cristo se ha convertido en una nueva persona. La vieja vida se ha ido; ¡una nueva vida ha comenzado!” (2 Corintios 5:17 NTV). Me convertí en una persona diferente después de dar mi vida a Cristo. Reconocí un cambio en mi interior y supe que era real.

Había tratado de ser una mejor persona antes. Quería ser una persona más cariñosa y diferente de lo que era, pero no podía cambiarme a mí misma. Entonces, de repente, con Cristo viviendo en mí, y mientras leía la Palabra de Dios, vi que estas cosas me sucedían tal como la Biblia dice que sucederían.

Por eso creo que la Biblia es la Palabra de Dios. Me ha dado la experiencia que prometía.