Dios trabaja para nuestro bien

Más que vencedores
28 Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. 29 Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. 30 Y a los que predestinó, a estos también llamó; y a los que llamó, a estos también justificó; y a los que justificó, a estos también glorificó. Romanos 8:28-30
Dios trabaja para nuestro bien, Pablo lo explica
Con estas palabras, Pablo sigue construyendo sobre los resultados positivos de pertenecer a Dios en Cristo. Ha sido brutalmente honesto sobre el pecado y por qué necesitamos a Jesús. Ahora Pablo se basa más en lo que significa tener a Dios como nuestro Padre. En pocas palabras, significa que en todas las cosas Dios obra para nuestro bien.
Es fácil malinterpretar esta declaración. No dice que todas las cosas son buenas. Tampoco dice que todas las cosas se tornen para bien. En línea con lo que escribió antes, Pablo afirma que convertirse en hijos de Dios no significa que automáticamente todo lo que hacemos sea solo bueno. El pecado y el mal, e incluso nosotros mismos, todavía se interponen en el camino.
Pero este pasaje aclara maravillosamente la participación de Dios en nuestras vidas. De hecho, Dios está involucrado en todos los asuntos de nuestra vida. Dios no solo observa lo que hago, ni juzga, desafía o anima. Dios mismo “se ensucia las manos” al involucrarse en mi vida.
Eso es asociación. Y significa que lo que está pasando en mi vida nunca es el final de la historia. No importa cuán difícil, desafiante o deprimente se vuelva mi vida diaria, Dios todavía está haciendo algo para obrar para bien.
No soy el único que trabaja en la meta de Dios para mi vida. Dios está allí conmigo todo el camino. ¡¿Qué tan genial es eso?!
1 Corintios 2:9
Proverbios 28:4
Subió a un arbol
Santiago 1:23–24
Marcos 12:16-17
Génesis 32:26
Salmos 25:5
Proverbios 16:18
Oración del Día
Padre Celestial, a veces me molesta tu mano en mi vida. Pero al final, sé que eso es lo que necesito. Gracias porque en todas las cosas trabajas por el bien de quienes te aman, incluyéndome a mí. En Jesús, Amén.
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