Deuteronomio 32:11-12

Como el águila que excita su nidada, Revolotea sobre sus pollos, Extiende sus alas, los toma, Los lleva sobre sus plumas, 12 Jehová solo le guio, Y con él no hubo dios extraño. Deuteronomio 32:11-12
¡Qué año hemos vivido! Nuestras vidas cómodas y predecibles han sido interrumpidas y, en muchos casos, es posible que nunca se vean igual.
Quizás, Dios está moviendo a Su iglesia como la madre águila mueve su nido. Las parejas de águilas en apareamiento regresan al mismo nido año tras año. Lo reparan con ramas y ramitas hasta que algunos nidos pesan más de una tonelada. En el interior, forran cuidadosamente el nido con musgo, plumas y pieles, un hogar suave y cálido para sus bebés.
Los padres cuidan de los aguiluchos recién nacidos hasta que, eventualmente, la madre comienza a arrancarles el pelaje y las plumas para que los bebés se sientan incómodos y no deseen permanecer en su espinoso hogar. Se posan en el borde del nido y se arman de valor para emprender su vuelo en ciernes.
Mientras el aguilucho intenta su vuelo tambaleante, la madre se cierne protectoramente sobre él. Si se cae, lo alza sobre sus alas para devolverlo al nido. En repetidas ocasiones, ella rescata a su hijo hasta que sus alas son lo suficientemente fuertes como para volar por los cielos.
Mientras nos aventuramos a descubrir nuestra nueva normalidad, podemos confiar en un Padre que nos esconde bajo la sombra de Sus alas y que fielmente nos guía en las lecciones que nos enseñan a remontarnos.
Bendición de hoy
Que el Señor te bendiga y te guarde. Que el Señor haga resplandecer Su rostro sobre vosotros y tenga de vosotros misericordia y os conceda Su paz. ¡Que te montes en alas de águila mientras Dios renueva tus fuerzas y te lleva de gloria en gloria!
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