Hechos 20:35

³⁵ En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir. Hechos 20:35

El valor del discipulado

Una verdadera marca de madurez espiritual es apartar la vista de nosotros mismos y pensar en los demás. Como creyentes, debemos buscar formas de contarles a otros acerca de Jesús y “discipularlos”.

Jesús dijo: “Id, pues, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todas las cosas que os he mandado; y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:19–20 NVI). Esto se llama la Gran Comisión, y Jesús está diciendo aquí que Él estará con la persona que haga esto. ¿Qué significa “discipular” a las personas? Significa tomarlos bajo tu ala y ayudarlos a levantarse espiritualmente.

El discipulado es importante no solo para los nuevos creyentes sino también para los creyentes mayores. Los creyentes mayores que discipulan a los creyentes más jóvenes los estabilizan y, a su vez, reciben energía al hacerlo.

Cuando llevas 10 o 20 años yendo a la iglesia, puedes empezar a criticar cosas. La música está un poco alta o los sermones parecen demasiado largos. Tal vez te quejes y te quejes a veces. Pero si tienes un nuevo creyente contigo, no estarás criticando el sermón o criticando la iglesia. Después del servicio, ese nuevo creyente podría decir: “El pastor dijo esto, y nunca antes había escuchado eso”. De repente, te encuentras elaborando el mensaje. Te está ayudando a ti y a ellos.

Sin embargo, muchos de nosotros no estamos compartiendo la verdad; lo estamos acaparando. Pero hay alegría en compartir. Jesús dijo: “Más bienaventurado es dar que recibir” (Hechos 20:35 NVI).

Busque oportunidades para iniciar conversaciones acerca de Cristo. Lo mejor que pueda, trate de guiar a las personas al Señor y luego “discípulelas”.